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Cochecitos, muñecas, consolas, peluches, juegos de mesa y demás objetos que los pequeños de la casa no hayan apenas utilizado o que, simplemente, les hayan dejado de interesar (ni libros ni cuentos) pueden convertirse en las herramientas de entretenimiento y diversión de otros menores que viven en situaciones de especial dificultad. Este objetivo social se une además al objetivo ambiental de prevenir la generación de residuos, al alargar la vida útil de los objetos; y al fomento del consumo responsable de productos (en este caso, de juguetes).
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