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Mi abuela Elisa

Mi abuela fue una mujer adelantada a su tiempo. Recuerdo que ella tenía su propio dinero y trabajo desde jovencita. Tenía una casa grande y alquilaba habitaciones, como un pequeño hostal. Compartía con mi abuelo los gastos de la casa, pero siempre tenía sus propios ahorros, para sus caprichos o lo que quisiera.

Le encantaba cantar y yo me sé cientos de canciones de oírselas a ella. Desde canciones tradicionales de toda la vida a la copla de su juventud. Con ella conocí a Concha Piquer y similares.

También le encantaba en jardín. Recuerdo que siendo yo niña (hará unos 35-40 años) compró por correspondencia un rosal de rosas naranjas. Todavía vive.

Mi abuelo y ella siempre se trataron de igual a igual. Ella era de un pueblo pequeñito de la montaña asturiana, y allí siempre hubo un empoderamiento de la mujer que no se veía en otros lugares de España. Reminiscencias de la sociedad celta, que era más matriarcal que la romana. Siempre se sintió libre y le parecía inconcebible que un marido pegase a su mujer. Contaba sobre una pareja de Andalucía que vino a trabajar al pueblo cuando ella era joven la siguiente anécdota. El marido se emborrachó y fue a casa y le dió una paliza a ella. Al día siguiente todo el pueblo fue a llamarle la atención, hasta el cura, que de aquella era una autoridad y quedó avisado de que ese comportamiento no se consentía en el pueblo. 

Recuerdo también sus anécdotas de la guerra, que la pilló de niña. Y de como se escapaba para jugar con los amigos y no hacer las labores del campo que le mandaban sus padres subiendo del balcón al tejado y huyendo de tejado en tejado hasta el camino.