En El Naranco se explotó carbón desde mediados del siglo XIX
hasta comienzos del XX, aunque se continuó de manera
esporádica y episódica hasta 1963.
Se diferencian dos cuencas carboníferas. Una está situada
hacia la zona septentrional y posee la mayor extensión
superficial (Grupo Naranco) y otra, con dimensiones más
reducidas, se emplaza en la vertiente meridional (Grupo
Cuyences).
Grupo Naranco: La existencia de estos carbones ya se conoce
desde 1843 como se constata de algunos análisis efectuados por
Paillette, y que fueron presentados en la Sociedad Económica
de Asturias. Refiriéndose a la hulla cortada en calicatas
efectuadas en Los Carriles dice este autor: «es generalmente
compacta, dura y ligera, y alguna, aunque rara vez, presenta
una rotura agrietada y friable».
Por su parte Schulz (1858), al tratar otras cuencas diferentes
de la central, se refiere a la del Naranco, vislumbrando su
probable interés, en estos términos: «Mucho mayor es el
terreno carbonífero al pie boreal de la sierra del Naranco,
donde reposa concordante sobre la caliza carbonera que
constituye la mayor parte de la ladera norte de esta montaña,
apoyándose dicha caliza, ya concordante ya discordante, sobre
el terreno devoniano, que se halla en su yacente y forma las
cumbres de la referida sierra; este manchón de terreno
carbonífero se llama de Río Nora porque el expresado río,
serpenteando por él, le recorta en mucha parte y le circunda
en otros tramos; tiene sobre media legua de diámetro y un
espesor suficiente para encerrar bancos de carbón de
importancia».
La actividad minera más intensiva aconteció entre finales del
siglo XIX y los primeros años del XX, sin embargo el laboreo
prosiguió intermitentemente hasta los años sesenta. Aunque el
número de chamizos es amplio, las principales labores se
centraron en las minas Tarabica e Inesperada.
En base a su contenido en carbón, la serie litológica se puede
subdividir en dos tramos: el inferior, denominado «Paquete
Folgueras» (del núcleo poblacional que se encuentra al NO de
las canteras de caliza), constituido por una monótona
secuencia de pizarras y areniscas de unos 650 metros de
espesor, y el superior, conocido como «Paquete Los Carriles»
(del caserío ubicado en la semi-isla que forma un fuerte
meandro del río Nora), con una potencia de 550 metros. Este
último es el que presentaba interés minero, pues contiene seis
capas de carbón, destacando las apodadas Tarabica, Roxu y
Capona.
Grupo Cuyences: Se trata de un pequeño asomo carbonífero
aislado -probablemente el de menor dimensión de toda Asturias
que ha sido beneficiado-, situado en la ladera sudoriental del
monte Naranco, próximo a la localidad de Cuyences (entre
Villapérez y Fitoria).
Aparte de una pequeña mención de Paillette (1845), fue también
Guillermo Schulz el primero en señalar su existencia de manera
fehaciente. También se refieren a esta cuenca Adaro y Junquera
(1916) al comentar que «cerca de Vaqueros (falda sur) se ha
cortado una capa de carbón en bolsadas, y hoy se practican
nuevas investigaciones».
Se desconoce la fecha del comienzo de su explotación, pero
hacia el año 1840 ya se efectuaban transacciones comerciales
relacionadas con el yacimiento. Existe una labor antigua
-probablemente de mediados del XIX-, a la cota 162,40 metros
(tomando como referencia la altitud 0 en Oviedo), en la que se
beneficiaban 3 capas de carbón.
El 20 de abril de 1920, los ingenieros de minas Durán y
Corujedo realizaron un informe sobre el «Estudio industrial de
los manchones carboníferos de los concejos de Oviedo y
Llanera», en el que se recoge información geológica de un
socavón -emplazado a la cota 131,41 metros y con una longitud
de unos 300 metros- realizado en 1917, que llegó a cortar
cinco capas. Durante los años 1962 y 1963 se intensificó la
investigación de esta pequeña cuenca carbonífera realizando, a
unos 450 metros al sur del socavón precedente, otro a la cota
100 metros -según información oral, la bocamina se encontraba
en las inmediaciones de la arcillera Cerámica Menéndez-, con
una longitud de unos 600 metros, atravesó un nivel de hulla (a
480 metros de la bocamina), el cual se siguió hacia el Norte
unos 250 metros, formando un taller de explotación. A pesar de
de su buena calidad, la capa era bastante irregular y
presentaba múltiples esterilidades que condicionaron el
abandono del proyecto.
En este manchón carbonífero se situaban las concesiones
mineras denominadas: Inesperada, Inesperada 2.ª y Buena
Suerte, encontrándose el yacimiento más importante en la
denominada mina Inesperada.
La cuenca carbonífera ofrece una morfología alargada en
sentido NNE-SSO, con unos 2 kilómetros de largo por 300 metros
de anchura máxima aflorante. Esta disposición está ocasionada
por la existencia de dos fallas que limitan la cuenca. Para
finalizar, mencionar que en la escombrera de La Piniella (al
SO de la fuente El Maurín, en Cuyences) -donde se encuentra
una de las bocaminas- se han hallado algunos restos fósiles
contemporáneos con los del Grupo Naranco y también con las
cuencas de Santo Firme y de La Camocha, por lo cual no debe
descartarse su continuidad en profundidad.
Manuel Gutiérrez Claverol es doctor en Geología y profesor de
la Universidad de Oviedo. |